“Me fui de Tucumán porque, literalmente, me cagaba de hambre”. Así de contundente es Pedro Luis Gómez. Ese fue el motivo por el que el campeón vigente de la Maratón Independencia no se quedó en Los Arroyos, el pueblo que forma parte de Juan Bautista Alberdi.
No hubo motivo deportivo que haya generado endorfinas para emigrar. Más bien las razones tocaron los lagrimales. “Soy del campo. Coseché limones, caña, tabaco, frutilla... mi futuro era ese. Pude estudiar y terminar el secundario, pero no podía hacer un terciario. Tenía a mis hermanos a cargo con mi otra hermana. Yo me vine a Córdoba escapando de eso de alguna manera”, reconoció Gómez. “Los planes siempre fueron trabajar y ayudar a los que se quedaban en Alberdi”, agregó.
En 2008 y con 19 años, el atleta probó suerte y con “un hombre que trabajaba en Córdoba”, como él relata, salió a ver si ese futuro, casi impuesto, podía ser otro. “Si a mí me agarran hace 20 años atrás y me dicen: ‘vas a ser deportista y te vas a ir a Córdoba’...”, deja la frase en suspenso. “El futuro que yo tenía cuando era chico no era muy bueno y no le hubiese creído a nadie cómo se dio vuelta todo. En Alberdi yo quedé huérfano de padre muy temprano, a los 12 años, y mi mamá se fue de casa a los 16. El panorama era feo”, contó el hombre de 32 años que menos debe haber imaginado tener asegurado su lugar el 5 de abril de 2020 en la maratón de París.
Por toda esa vida, difícil, es que Gómez, aunque triunfó por segunda vez en la maratón Independencia (también ganó en 2016), se fue un poco triste cuando desde la organización no lo reconocieron como el mejor tucumano de la carrera. “La primera vez tampoco me lo querían dar. Me lo dieron porque intervino Juan Pablo Juárez. Este año ya no me dieron explicaciones y yo tampoco las pedí”, explicó Gómez que en su Facebook, al día siguiente de la competencia, sí hizo un descargo emocional. “Puse lo que sentía. Si bien eran $ 6.000 más, lo que me hubiese gustado es que dijeran mi nombre. A la carrera no fue mucha de mi familia, pero sí, estaban viendo por la tele”, lamentó el corredor. El alberdiano atribuye a esa situación lo que pasó 15 días después de su victoria. Para él fue un mimo que sanó ese dolor que le quedó tras su triunfo. “Un legislador que me conoce desde chico fue el que se puso en campaña. Estuvo muy lindo porque hace 10 años que corro, pero mi familia nunca pudo vivir algo mío de forma directa. Fue gracias a ese reconocimiento en el Concejo Deliberante de Alberdi que pudieron estar mis amigos, primos de la infancia... mucha familia”, contó con alegría.
Si bien como atleta federado Gómez representa a Córdoba, es identificado a pleno como “El Tucu” en el ambiente del atletismo. El alberdiano logró incluso que cordobeses sean, al menos indirectamente, tucumanos cuando salen a correr bajo sus órdenes. “Tengo un grupo al que entreno y cuando había que ponerle el nombre ellos mismos propusieron ‘Tucu Team’”, comentó entre risas.
Regresar a su pueblo natal le causa una particular sensación. Es como un deja vú. Parece que nada cambió con los años, a tal punto que Pedro se ve en un espejo cuando camina por Los Arroyos. “Veo a los chicos y me veo yo. Me acuerdo lo que pensaba a esa edad: si tenía que morirme ahí y vivir laburando. No sabía qué vuelta darle a la vida. Me gustaría enseñarles y darles el ejemplo de creer. Por haber nacido ahí no es que se tienen que quedar. Las cartas que les tocaron no son buenas, pero no se tienen que quedar con eso”, alentó. “Quizás no está bien que yo me ponga de ejemplo. Pero yo estuve ahí, puede ser que hasta en peor situación. La cuestión es animarse y salir, arriesgarse. Yo tuve la suerte de enganchar el deporte, pero también hay otras cosas”, sostuvo convencido el atleta.
“No pensaba nunca vivir de esto. Empezó como un pasatiempo y luego se volvió más serio. Ni yo lo creía porque empecé de grande, a los 22, cuando un atleta ya está consolidado. A los 21, todavía andaba echando caña en Tucumán”, recordó. El cambio de realidad tuvo otros riesgos que tomó por necesidad. “Hice un par de locurillas, pero porque me hacía falta el dinero”, reconoció Gómez. “El Tucu” pone de ejemplo la temporada 2017, año en que ganó la Maratón de Malvinas la más austral del mundo y con condiciones atípicas (frío y mucho viento) en la distancia de 42 kilómetros. “En Malvinas corrí un 19 de marzo. Regresé a Córdoba. En esa época estaba desempleado y unas semanas después se largaba la maratón de la provincia. En un mes corrí dos maratones”, detalló. Con lo que comenta Gómez, la calificación de locurilla queda muy chica: fue una locura con todas las letras y mayúsculas. “El Tucu” hizo lo opuesto a lo que indican los manuales cuya recomendación es hacer dos maratones al año. “Me salió bien porque gané, pero está mal. No se tiene que hacer por una cuestión de desgaste. La maratón es una distancia que te ‘rompe’ mucho, te consume y hay que tener el tiempo para recuperarse. En Malvinas, si bien gané un buen dinero, necesitaba más. En esa época, casi no tenía apoyo y lo que se corría, era para pagar deudas”, reconoció.
El presente es diferente. Con muchas menos preocupaciones. “Gracias a los logros deportivos, trabajo como becario en la Municipalidad de Córdoba. Tengo el grupo de entrenamiento, con lo que gano en las carreras me doy vuelta y tengo la ayuda de un par de auspiciantes. Vivo de forma directa e indirecta del atletismo”, destacó con alegría “El Tucu”.